Dentro de las numerosas técnicas que sirven a la fotografía existen algunas que son moda pero otras llegan para quedarse, ya que son principios que se defienden por sí mismos y demuestran un poder y un encanto excepcional, una de ellas es la técnica del enfoque selectivo.

Esta popular técnica en la fotografía moderna se hace presente cuando una parte específica de la imagen se encuentra exclusivamente enfocada, dando lugar a un fascinante recurso que se puede aplicar de manera variable lo que la convierte en una herramienta muy versátil.

El enfoque selectivo tiene cualidades que la vuelven fascinante, ademas de enfatizar un punto específico, si se maneja de manera correcta, tiene una apariencia artística.

Puede utilizarse en la mayoría de los campos de la fotografía, es muy eficaz cuando se pretende enfatizar alguna característica de algún objeto, pero en ciertos casos también resulta una excelente opción para disminuir o eliminar la distracción visual de otros elementos que se encuentran enfrente o detrás del objeto que se pretende resaltar.

Aún y que éste efecto se puede alcanzar con camaras semi-profesionales, la mejor forma de lograrlo es con una cámara DSLR de lentes intercambiables; los lentes favoritos para facilitar el enfoque selectivo son principalmente los lentes macro y los telefoto; los macro tienden a dar el efecto de manera natural en distancias cortas, los telefoto logran el efecto en distancias medias y largas.

Es muy importante el manejo de la apertura de diafragma o “ f “ en esta técnica, ya que nos permite aumentar o disminuir la profundidad de campo dando lugar a que el entorno del objeto enfocado se defina según convenga.

Generalmente para lograr un enfoque selectivo se recomiendan diafragmas abiertos que pueden variar entre f/2.0, f/2.8, f/4.0 y f/5.6 generalmente, esto puede cambiar según la distancia en la que se encuentre el elemento que se va a fotografiar y lo definido en que se desee su entorno.